“La potencia sin control no sirve de nada” rezaba un anuncio publicitario de Pirelli allá por 1994 Hace unos días subimos un post con esta célebre frase reflexionando sobre la relación que ésta tendría con nuestro deporte. Algunos de nuestros curiosos seguidores demandaron una explicación en profundidad sobre la relación entre la natación y una firma de neumáticos que hace 30 años lanzó uno de los mejores comerciales de la historia y entonces nos tuvimos que poner manos a la obra
Explicación aquí Utilizaremos como ejemplo el estilo crol, pero aplica a TODOS
La velocidad del brazo en la fase de agarre del crol es fundamental porque afecta directamente a la eficacia con la que se aplica la fuerza en el agua. Si el brazo se mueve demasiado rápido en esta fase no se tiene tiempo suficiente para establecer un buen “agarre” en el agua, lo que es clave para propulsarse hacia adelante de manera eficiente. Sería similar a lo que ocurre con la rueda de un coche que patina sin encontrar agarre al acelerar repentinamente. Os acordáis del eslogan de Pirelli ¿No?
La fase de agarre es el momento en el que la mano entra en el agua y empieza a buscar un punto en el que ejercer fuerza para propulsarnos hacia adelante. Si el brazo se mueve demasiado rápido en esta fase, el nadador no logra agarrar una cantidad significativa de agua para aplicar fuerza y esto se traduce en un movimiento menos efectivo Es ahí cuando el nadador siente que está “patinando” en el agua, es decir, que no tiene tracción. No puede ejercer esta fuerza que lo empuje en la dirección opuesta.
Decimos que “no movemos agua” o que “patinamos” cuando la mano no puede desplazar una cantidad suficiente de agua hacia atrás durante la brazada. Esto ocurre cuando la mano se mueve tan rápido que resbala en el agua en lugar de encontrar resistencia Imagináos de nuevo (y volvemos a Pirelli) a un coche tratando de acelerar de manera repentina y exagerada sobre el asfalto Si estuviesemos en ese coche sentiríamos un gran despliegue de fuerza pero cero movimiento. Las ruedas se moverían patinando sin encontrar la resistencia necesaria para hacer que el coche se mueva Sin embargo, si el conductor quisiera que el coche generara agarre sin patinar, como lo harían los pilotos de Formula 1 en los inicios de las carreras, la aplicación de aceleración se haría de una manera controlada permitiendo que las ruedas se agarrasen al asfalto Esto es precisamente lo que ocurre con la brazada de cualquiera de los estilos. Cuando no movéis agua o “patináis” no estáis aplicando la técnica de una manera correcta para generar la resistencia que os moverá hacia adelante. La idea, entonces, es tratar de crear una presión positiva al frente y negativa atrás, lo que genera un impulso efectivo hacia adelante Si la velocidad es inapropiada esa resistencia se perderá, y aunque el nadador sigue moviendo los brazos el avance en el agua es mínimo, como le ocurre al coche que patina cuando sus ruedas giran descontroladas sin ningún agarre. Sabio Pirelli
En conclusión, mantener un control adecuado de la velocidad del brazo, especialmente en la fase de agarre, permite maximizar la fuerza aplicada. Un brazo que entra en el agua de manera controlada y con la técnica correcta crea un efecto de palanca lo que resulta en una mejor eficiencia de nado. En cambio, una aceleración desmedida lleva a un desperdicio de energía, porque aunque el brazo se mueva rápidamente no genera la propulsión adecuada
La clave está en encontrar el equilibrio entre velocidad y control para maximizar la aplicación de fuerza sin que el brazo pierda contacto efectivo con el agua. Como dirían los de Pirelli:
“Power is nothing without control”
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